jueves, 30 de agosto de 2007

"SINCRODESTINO" de Deepak Chopra

Meditación y Mantras

La herramienta más poderosa que tenemos para aprender a vivir el sincrodestino, para distinguir los patrones de interconexión del Universo, para hacer milagros a partir de nuestros deseos, es la meditación. La meditación permite colocar nuestra atención e intención en los planes más sutiles, con lo que podemos acceder a toda esa información y energía oculta y sin explorar.
Si tu médico te prescribiera caminar durante veinte minutos dos veces al día y te dijera que con esas caminatas obtendrás buena salud, tranquilidad, despreocupación, mayor éxito en tu vida personal y profesional, ¿seguirías su recomendación? La mayoría al menos lo intentaría. La prescripción del sincrodestino es meditar entre quince y veinte minutos dos veces al día, más un momento para cursar una invitación a tus arquetipos (tal como se describe en el capítulo anterior). Si haces esto dos veces al día, empezarás a notar una transformación en tu vida. El resto del tiempo seguirás actuando como lo has hecho siempre.
Medita en la mañana, vive el resto del día y vuelve a meditar en la noche. Eso es todo lo que necesitas para iniciar la transformación de tu vida y la creación de los milagros que quieres.

Todo lo que has leído en este libro ha sido una preparación para la práctica de la meditación que te llevará a la iluminación y a vivir el sincrodestino. Esos conocimientos no son necesarios, pero son divertidos. Si tuviéramos que entender física cuántica para para alcanzar la iluminación, sólo los físicos cuánticos lo lograrían. Curiosamente, los grandes pioneros de la física cuántica, también promovieron la causa del espíritu al cuestionar el significado más profundo de la vida. Entre estos notables científicos están Wolfang Puli, quien junto a Carl Jung, fue el primero que habló de sincronicidad. Edwin Schroedinger, Paul Dirac, Werner Hesenberg, Max Planck, David Bohm y John Wheeler son otros que creyeron que la física cuántica es inexplicable si no incluímos la conciencia como un componente primario de la realidad fundamental. No obstante, no es necesario saber de religión, filosofía o ciencia para acceder al espíritu. Todo lo que tienes que hacer es prestar atención a las instrucciones que siguen.

La meditación es un proceso sencillo aunque difícil de describir, pero muy fácil de hacer una vez que empiezas a practicarlo con regularidad. A continuación te presentaré los elementos básicos de la meditación para que puedas aplicar exitosamente los principios del sincrodestino que se describen en el resto del libro.


Cómo meditar

Nuestras mentes están constantemente activas, siempre saltan de un pensamiento a otro, de una emoción a otra. Para establecer contacto con la inteligencia no circunscrita (el alma universal que reside en nuestro interior y que es parte de todos nosotros) es necesario encontrar un camino que vaya más allá de la neblina de pensamientos distractores que normalmente la ocultan. Es imposible avanzar a través de esta barrera tanto como lo es hacerlo en una neblina real. Si quieres ver al otro lado de la calle en un día de niebla, nada físico que hagas podrá ayudarte. Debes esperar, paciente y tranquilo, hasta que la neblina se disipe y se vaya por sí sola. De vez en cuando se abren claros que te permiten ver qué hay del otro lado. Lo mismo ocurre con los pensamientos. Cuando estamos tranquilos podemos encontrar momentos de silencio puro a los que llamo “claros”, y a través de ellos podemos dar un vistazo al nivel más profundo del alma. Cada vistazo incrementa la comprensión; finalmente, nuestra conciencia se expande.

El propósito de la meditación es dejar de pensar por un momento, esperar que la neblina de pensamientos se disipe y dar un vistazo al espíritu interior. Para la mayoría es muy difícil controlar el torrente de pensamientos. Los principiantes pueden sentirse frustrados, pero la frustración es apenas otro pensamiento, otra emoción que se interpone en el camino. El objetivo es liberar todos los pensamientos con tranquilidad y mesura.

Una manera común de iniciar la meditación, consiste en concentrarse en una cosa sin forzarse; de manera que sea más difícil que otros pensamientos entren en la mente. A mí me gusta empezar con una meditación de respiración. Para iniciar la meditación, encuentra una posición cómoda. Siéntate en una silla cómoda con los pies bien apoyados en el piso. Coloca las manos en tu regazo, con las palmas hacia arriba. Cierra los ojos y presta atención a tu respiración. Observa cómo entra y sale el aire sin intentar controlarlo de ninguna forma. Tal vez notes que tu respiración se vuelve espontáneamente más rápida o más lenta, profunda o superficial, o que incluso se detiene por un momento. Observa los cambios sin resistencia y sin anticiparte. Cuando tu atención se desvíe hacia un sonido del entorno, una sensación en tu cuerpo o un pensamiento de tu mente, haz volver tu conciencia, sin forzarla, a tu respiración.

Esta es la meditación básica. Una vez que una persona se siente cómoda con sólo sentarse en silencio y concentrarse en su respiración, recomiendo agregar un mantra, el cual crea un ambiente mental y permite expandir la conciencia.

Mantras

La palabra mantra consta de dos partes: “man”, que es la raíz fonética de la palabra “mente” y “tra”, que es la raíz fonética de la palabra “instrumento”. Así pues, la palabra mantra significa literalmente “instrumento de la mente”. La antigua tradición de sabiduría védica analizó los distintos sonidos de la naturaleza, las vibraciones fundamentales del mundo que nos rodea. De acuerdo con los vedas, estos sonidos son expresiones de la mente infinita o cósmica, y constituyen la base del lenguaje humano. Por ejemplo, si pronuncias todas las letras del alfabeto, vocales y consonantes, escucharás que esos sonidos son los que emiten espontáneamente todos los bebés. Estos sonidos también contienen las mismas vibraciones que producen los animales. Y si escuchas cuidadosamente, notarás que los mismos sonidos están por todas partesa en la naturaleza. Son los sonidos del viento, del crepitar del fuego, del trueno, de la corriente del río, del estallido de las olas en la playa. La naturaleza es vibración. El ser infinito vibra y su vibración es rítmica, musical y primordial. La vibración es el medio por el cual el potencial infinito se expresa como universo manifiesto.

El universo manifiesto, al parecer formado de objetos sólidos, en realidad se constituye de vibraciones, y los objetos vibran a distintas frecuencias. Obviamente, si pateo una roca grande no siento vibración, sino dolor. Sin embargo, el hecho es que el pie que siente el dolor y el cerebro que lo registra, también son vibración. La vibración interactúa con la vibración y nosotros interpretamos eso como materia y sensación. Mantra es una palabra que describe esta característica del Universo.

Se dice que los sabios antiguos escuchaban estas vibraciones del Universo cuando estaban en profunda meditación. Todos podemos escucharlas en cualquier momento. Es sencillo. Si acallas tu mente y te sientas en silencio, escucharás vibraciones. Puedes probarlo cuando quieras, incluso si te tapas los oídos las escucharás. Tu cuerpo también vibra con constancia, pero los sonidos son tan leves que, por lo general, no los escuchas. Si te sientas en silencio, en un lugar donde no haya ruido, escucharás un zumbido de fondo en el aire. Y si empiezas a prestarle atención, con la práctica lograrás escuchar todos los mantras que están registrados en la literatura védica.

Los vedas también afirman que si recitas en voz alta un mantra, su patrón específico de vibraciones genera efectos propios que pueden dar lugar a sucesos en el ámbito físico. La recitación mental de un mantra genera una vibración mental, que luego se vuelve más abstracta; ésta al final, te traslada al campo de la conciencia o espíritu puro desde donde surgió la vibración. Por ello, un mantra es una manera muy eficaz de trascender y regresar a la fuente de pensamiento, que es conciencia pura. Esta es la
razón por la que se recomiendan mantras específicos: por las vibraciones específicas que inducen.

El mantra que utilizo y recomiendo para alcanzar el sincrodestino es simplemente “so-hum”. Este es el mantra de la respiración. Si te concentras en tu respiración escucharás “so-hum” conforme el aire entra y sale de tus pulmones. Mientras inhalas, el sonido de esa vibración es “so”; cuando exhalas, el sonido es “hum”. Si quieres puedes experimentar con esto. Inhala profundamente, cierra los ojos y la boca y exhala con energía por la nariz. Si te concentras escucharás el “hum” con claridad.

Una de las técnicas de la meditación consiste, simplemente en concentrarse en el lugar de procedencia de la respiración. Con los ojos cerrados, inhala y piensa en la palabra “so”; cuando exhales, piensa en la palabra “hum”. Gradualmente, la respiración y el sonido se harán más pausados. La respiración se tranquiliza tanto que parece detenerse. Cuando tranquilizas tu respiración, tranquilizas tu mente. Cuando trasciendes, el mantra “so-hum” desaparece por completo y tu respiración se detiene por un instante. El tiempo mismo hace una pausa y te encuentras en el campo de la conciencia pura, en el ámbito no circunscripto, en el espíritu, en el fundamento del ser.

El mantra, por lo tanto, es una forma de experimentar la conciencia no circunscripta. Aborígenes australianos, hindúes, indios americanos y muchas otras culturas tradicionales los han utilizado durante miles de años. En todas las tradiciones, el uso de mantras implica cantar para crear vibraciones especiales, sonidos de Universo que forjan algo de la nada, que mueven energía de lo no manifiesto a lo manifiesto.

Sutra

Un sutra es un mantra con significado. El mantra en sí mismo no significa nada; es sólo una vibración, un sonido. Se convierte en sutra cuando hay una intención codificada en el sonido. “Sutra” es un palabra en sánscrito que deriva de la voz latina “sutre”. Ésta es la raíz de la palabra castellana “suturar” que significa “unir con costura”. Un sutra es literalmente un zurcido en el alma, un zurcido de intención. Tanto los mantras como los sutras nos permiten trascender a una conciencia más profunda. Puedes utilizar el mantra “so-hum” para trascender y después una palabra, un sutra, para sembrar una intención particular en tu conciencia.

Los mensajes de los sutras son simples y complejos al mismo tiempo. Puede tomarme todo un día o la mitad del libro, explicar y comprender el sutra: “aham brahamasmi” (“la esencia de mi ser es la realidad última, raíz y sustento de todo lo que existe”). Sin embargo, él mismo contiene la comprensión plena de ese complejo pensamiento. El sutra, esa frase, encierra su comprensión total. Con sólo ponerle atención experimentarás y comprenderás la explicación de su contenido.

Hay mantras y sutras que han sido utilizados provechosamente durante miles de años y que encontrarás en los capítulos que siguen. Son un camino para llegar al sincrodestino. Aunque las palabras en sánscrito que expresan esos sutras te suenen extrañas, eso no les resta efectividad. No tienen que entender su significado para que funcionen. Recuerda: son los sonidos de la naturaleza e incluyen su significado. El alma entenderá su significado aún cuando tú no puedas.

¿Por qué se utilizan como mantras y sutras estas antiguas palabras, en vez de otras más modernas? La respuesta tiene que ver con la potencia.La utilización de mantras y sutras nuevos dificulta el proceso de experimentar la sincronicidad. Puedo ir de mi casa a la oficina de muchas maneras: puedo tomar la carretera; guiarme con un mapa de carreteras o con uno topográfico; tomar un helicóptero; ir al muelle y tomar un barco. Sin embargo, si tomo un camino bien andado, conocido y que he tomado muchas veces, el viaje será más fácil. Del mismo modo, los mantras y sutras que han sido utilizados durante miles de años, por millones de personas a lo largo de las generaciones, constituyen la ruta más sencilla hacia la trascendencia y el ámbito no circunscrito.
Hay una razón más para utilizar algo que ha sido empleado muchas veces antes para un propósito particular. Cada vez que se utiliza un mantra o un sutra, se incrementan las posibilidades de que se produzca un resultado similar en un uso posterior de ese mantra o sutra. Recordarás que en la disertación sobre la onda-partícula en el capítulo 1 vimos que cada vez que una onda-partícula se transforma en un patrón de onda específico, se incrementan las posibilidades de que se transforme en el mismo patrón de onda en el futuro.


En realidad, los sutras son intenciones que aumentan las probabilidades estadísticas de conversión de una función de onda, dentro de un rango de probabilidades previsible. Esto significa que mientras más se utilice un sutra, mayor es la probabilidad de que su intención se cumpla. Por ello, es mejor usar un sutra antiguo y muy usado que uno nuevo. Procura no desanimarte por el uso del sánscrito; considera a estas antiguas palabras como aliadas, en tu búsqueda de la trascendencia que lleva al sincrodestino.
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De: CÓMO DESPEJAR LOS CAMINOS DEL DESTINO (2 da PARTE)

martes, 28 de agosto de 2007

"TEOLOGIA CUÁNTICA" Diarmuid O'Murchu

EL CAMINO A LA ILUMINACIÓN

Si sacamos inspiración de la luz solar, lunar o estelar depende en gran parte en cómo nos conectamos con la Luz dentro nuestro. Los místicos, los sabios y los filósofos de todas las eras y culturas han buscado la iluminación, no sólo el entendimiento intelectual o el conocimiento esotérico, sino un sentido de lo que es la vida, una inexplicable convicción de que, a pesar de todas las paradojas y contradicciones, todo está unido. La luz se destaca dominantemente en cómo las personas tienden a escribir sus experiencias “místicas”(Ardí, 111979). Algunas personas dedican toda su vida a buscar la iluminación, ya sea en un laboratorio científico o en un monasterio apartado. Y en el mundo confuso y descarriado de hoy, hay esperanza de lograr esta sabiduría más profunda en la ruta del LSD u otra utopía inventada por los humanos.
En años recientes, ha habido un resurgimiento de la meditación, como método o técnica para lograr la iluminación. Esto ha sido principalmente un desarrollo oriental, pero ha tenido una influencia amplia en el Occidente. Las personas han aprendido a meditar por un gran número de razones, algunos se han ido a India y vivido con un gurú por algún tiempo Ya sea simplemente como medio de relajación o como búsqueda de la paz interior, ya sea por razones puramente personales o por razones altamente espirituales, la meditación ha prendido en millones de personas tanto en Oriente como en occidente y parece encarnar una profunda importancia cultural para nuestro tiempo.
La meditación ha sido descrita como el arte del centramiento: poner juntas las diversas energías de atención para asentarme en el centro de mi ser. Es un proceso que facilita el movimiento interno (interioridad más que introspección), el poner en calma las sensaciones y sentimientos, una alerta mental, y una disposición general hacia la apertura y la receptividad.
Usamos la palabra meditación, para cualquier medio que usemos para volvernos hacia adentro y desde nuestra conciencia ir a la experiencia de la verdad pura o Dios por medio de nuestro inconsciente.
Frecuentemente, usamos la analogía de los icebergs en el océano, para explicar el proceso de la meditación. La mente conciente es como una octava parte del iceberg que aparece en la superficie. El subconsciente es la siete octava partes que no son visibles. Más allá del subconsciente, está el inconsciente colectivo, la noosfera, la conciencia universal, o el Dios cabeza total. Este inconsciente colectivo es como el oéano donde flotan los iceberg. Este océano no es sólo es medio de comunicación entre los icebergs, sino la colección de la verdad total a la que, como icebergs individuales, tenemos acceso. Por medio de la meditación, nos contactamos con la verdad total; trascendemos nuestras limitaciones finitas y os comunicamos con los otros.
La meditación es un tipo de proceso de afinación que facilita la comunicación entre mi ser y el “ser” de la vida en el mundo alrededor mío (Dios, si lo deseas). Así se convierte en una experiencia transformadora más que pasiva, empiezo a ver, sentir, saber, intuir en una manera diferente y más sensible, y esto colorea mis actitudes y valores junto a la calidad de mi acción. La meditación no es acción o no acción; es un estado diferente de existencia que incluye a ambas. Es religiosa en su sentido pleno, sin embargo trasciende todas nuestras categorías religiosos. Es el escenario del puro misterio y la experiencia que se tiene es de confianza que, en el análisis final, nuestra relación con el misterio es benévola.
Se puede describir también la meditación, como un estado de iluminación que provee al que medita una mayor claridad de visión, una disposición más abierta y receptiva, el acceso a la sabiduría más profunda, y el sentido de estar interconectado con la totalidad de la vida. Se ha llevado a cabo un número de estudios fisiológicos en los meditadores tanto durante o después de la experiencia de la meditación. Se ha descubierto un estado incrementado de sincronización en toda la corteza cerebral que sugiere un naturaleza holográfica en la actividad cerebral. Se ha sugerido que durante la meditación la información codificada acerca del universo se decodifica holográficamente, y el individuo experimenta un estado de conciencia unitiva con el universo entero.
El potencial para ser personas más iluminadas y relacionarnos con la vida de una manera más iluminada, no parece haberse realizado. En este momento de nuestro despliegue humano y evolutivo, nuestra capacidad y necesidad de convertirnos en personas más iluminadas están evocando nuevas formas de conectarnos con las fuentes de la sabiduría universal. Por supuesto, la meditación es una fuente antigua de sabiduría, pero su popularidad hoy entre personas de diversos antecedentes culturales y espirituales, parece sugerir que está mediando algo de inmensa importancia para nuestros tiempos.
Hay varios métodos o técnicas de meditación Siguiendo las grandes tradiciones místicas de nuestro mundo, podríamos decir de que no somos nosotros los que meditamos, sino que la fuerza de vida medita dentro de nosotros. La meditación es una cuestión de dejar ir, liberar los apoyos, los apegos, el deseo de poder y de control que ha dominado nuestra mente y psiquis occidentales.
El modo místico de meditación es disponerse, en silencio y soledad, a las vibraciones del poder interior, especialmente al recurso interior que nosotros los cristianos llamamos “gracia”. Tanto en Oriente como en Occidente, está la tradición bien establecida de la Oración Centrante, algunas veces llamada meditación de mantra; la Oración de Jesús del Occidente y la Meditación Trascendental de Oriente son las versiones más conocidas. En este enfoque, se pone el énfasis en reunir nuestras energías dispersas para poderlas usar en una forma más creativa y holística.
En la tradición budista hay un fuerte énfasis en la concentración (especialmente de la respiración) para llevar a la mente a un estado de quietud en donde comienza la iluminación.

Matthew Fox (1983, 188-200) dedica una tensión considerable a la noción de la meditación por medio del arte, un medio creativo que desata las energías reprimidas y no integradas para usarlas de una manera nueva en una vida más integrada. En la descripción de Fox, el arte puede tener la forma de música, escultura, poesía o movimiento (danza). A menudo la psicoterapia moderna utiliza estos enfoques para ayudar al paciente a estar más centrado, concentrado e integrado en su conducta.

Por último, necesitamos enfatizar que la meditación es un derecho natural, una potencia que espera su realización dentro de cada ser humano. Hoy hay peligro de percibir la meditación con una habilidad altamente especializada que comprar con dinero o aprender de un texto. Estamos en peligro de trivializar esta facilidad preciada que, a pesar de ser innata al ser humano, necesita de cuidado tierno y atento por parte de los meditadores experimentados, ya sean gurúes espirituales, artistas creativos, místico, o directores espirituales.

Como medio de iluminación, la meditación abre nuevos horizontes de luz, esperanza, belleza, y verdad. Nos reconecta con la bondad fundamental por la cual la vida se saborea y prospera. Nos desafía a inflamar la Luz verdadera que enciende, da vida, purifica y santifica. Nos ayuda a dar ese salto cuántico de mente y espíritu que compele a la creencia en y al compromiso con el proceso evolutivo que se va desplegando y que es benigno en su orientación fundamental.

(SEXTA PARTE - Capítulo Doce)